Jumiles

“El jumil o chinche de monte viva es un extraordinario alimento usual en la Tierra Caliente de Guerrero, Morelos y Estado de México, aunque también los hay en Veracruz y Oaxaca. En Taxco constituye toda una tradición, pues se acostumbra iniciar la temporada de su recolección con una excursión familiar a los montes cercanos, que tiene lugar el primer lunes de noviembre. Como este insecto se cría en la hojarasca húmeda de los encinos, en esa época ya abunda y la “estación” dura cerca de tres meses.

En el tianguis taxqueño de los domingos, una señora indígena los vende así: al lado de una gran olla de barro, de boca angosta, tapada con un trapo húmedo, se halla un chiquihuite o cesta con tortillas calientes. Para preparar un taco de jumiles, mete cuidadosamente la mano en la olla por abajo del trapo, saca un puño de animalitos y les da un apretón, pues como se trata de insectos volátiles, el refinamiento del conocedor correría el peligro de sufrir un chasco al quedar el taco convertido en mera tortilla enrollada y vacía. Lo que el cliente recibe es la tortilla llena de esos bichos agonizantes, en movimiento todavía, amenazando con fugarse, bañados con salsa.

También se usa tostar y moler los jumiles, revolverlos con sal y pimienta, y espolvorearlos en algún alimento. Otra receta es molerlos vivos en el molcajete, con tomate y chile verde, para confeccionar una sápida salsa.

Este antojito, nada estético, ciertamente, posee un exótico y fuerte sabor, casi picante, que recuerda a la pimienta o al orozuz. En algunas regiones de Morelos y Puebla hay unos insectos parecidos que también se comen vivos, las texcas.”

Fragmento del libro “La cultura del antojito”, de José N. Iturriaga, Diana, México, 1993.

Jumil por Carolina Mitchell Palacios